miércoles, 30 de noviembre de 2022

POEMA DE LA SEMANA DEL 28 DE NOVIEMBRE AL 4 DE DICIEMBRE DE 2022

 Aquí. Hoy.


Ya somos el olvido que seremos.

El polvo elemental que nos ignora

y que fue el rojo Adán y que es ahora

todos los hombres, y que no veremos.


Ya somos en la tumba las dos fechas

del principio y el término. La caja,

la obscena corrupción y la mortaja, 

los triunfos de la muerte, y las endechas.


No soy el insensato que se aferra

al mágico sonido de su nombre.

Pienso con esperanza en aquel hombre


que no sabrá que fui sobre la tierra.

Bajo el indiferente azul del cielo,

esta meditación es un consuelo.


                Jorge Luis Borges.

El 25 de agosto de 1987 el médico colombiano Héctor Abad Gómez muere asesinado por paramilitares en el centro de Medellín. Su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, encuentra, en uno de sus bolsillos, este soneto copiado a mano por el doctor y firmado por JLB. El poema se convirtió en epitafio de la tumba del padre. Veinte años después el escritor publica un libro titulado El olvido que seremos y que incluye este soneto.



AUTOR:

Escritor y ensayista colombiano, Héctor Abad Faciolince cursó estudios de Medicina, Filosofía y Periodismo, todos inconclusos. Tras vivir en México, se marchó a Italia, licenciándose en Lengua y Literatura Modernas. Vuelto a Colombia, su padre fue asesinado, y él recibió amenazas de muerte, por lo que se fue primero a España y luego a Italia, donde estuvo cinco años siendo profesor de español en la Universidad de Verona. 

De vuelta a su país, Abad Faciolince fue director y editor de la Revista Universidad de Antioquia. Trabaja como traductor y crítico literario, y colabora con periódicos tales como Cambio y El Malpensante.

En lo literario, la obra de Abad Faciolince es de difícil clasificación, mezclando realidad y ficción desde una perspectiva muy personal. De entre su obra habría que destacar títulos como El olvido que seremos —cuya adaptación cinematográfica multiplicó su éxito—, Asuntos de un hidalgo disolutoAngostaBasura o La oculta.

lunes, 21 de noviembre de 2022

POEMA DE LA SEMANA DEL 21 AL 27 DE NOVIEMBRE DE 2022

 

Las mujeres como yo

no saben hablar;

la palabra se les clava en la garganta

como una espina,

y prefieren tragársela.

Las mujeres como yo

sólo saben llorar,

su remiso llanto

de repente

mana como

una vena cortada.

Las mujeres como yo

reciben las bofetadas,

sin atreverse a devolverlas.

Tiemblan de cólera

contenida.

Leonas enjauladas,

las mujeres como yo

sueñan...

con la libertad...




AUTORA: Maram Al-Masri, nació en Latakia (Siria), y se trasladó a París en 1982, después de estudiar literatura inglesa en Damasco. Hoy considerada una de las voces femeninas más conocidas y más cautivadoras de su generación, se dedica exclusivamente a la literatura y a la traducción. Participa asiduamente en numerosos festivales  internacionales de poesía, no solo en Francia, donde reside, sino en paises tan distintos como Argentina, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia, Suecia, Túnez, Siria, Egipto, Marruecos,  Kuwait y por supuesto España, sobre todo, en Murcia y Granada. Además de varios cuentos y numerosos poemas en revistas y antologías, ha publicado varios libros.

En su gira europea ha estado en Murcia y Cartagena ofreciendo recitales en árabe y español que han enamorado a un público que  se entrega  sin reservas a la sensibilidad cautivadora prendida en la voz, la  sonrisa y la mirada de esta carismática escritora.

martes, 15 de noviembre de 2022

POEMA DE LA SEMANA DEL 14 AL 20 DE NOVIEMBRE DE 2022


El 16 de noviembre celebramos el Día internacional del Flamenco y lo hacemos con Federico García Lorca. 

LA CASADA INFIEL.

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

*

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.


Romancero Gitano. Federico García Lorca.


LA CASADA INFIEL


AUTOR:

 Federico García Lorca, uno de los poetas más insignes de nuestra época, nació en Fuente Vaqueros, un pueblo andaluz de la vega granadina, el 5 de junio de 1898, el año en que España perdió sus colonias. Su madre, Vicenta Lorca Romero, había sido durante un tiempo maestra de escuela, y su padre, Federico García Rodríguez, poseía terrenos en la vega, donde se cultivaba remolacha y tabaco. En 1909, cuando Federico tenía once años, toda la familia -sus padres, su hermano Francisco, él mismo y sus hermanas Conchita e Isabel- se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa (hoy, Valderrubio), donde Federico escribió gran parte de su obra.

Más tarde, aun después de haber viajado mucho y haber vivido durante largos períodos en Madrid, Federico recordaría cómo afectaba a su obra el ambiente rural de la vega: Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no hubiera podido escribir Bodas de sangre

En sus poemas y en sus dramas se revela como agudo observador del habla, de la música y de las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra es cómo ese ambiente, descrito con exactitud, llega a convertirse en un espacio imaginario donde se da expresión a todas las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística.


lunes, 7 de noviembre de 2022

POEMA DE LA SEMANA DEL 7 AL 13 DE NOVIEMBRE DE 2022.

La sonrisa


A José Miguel Arnal, in memoriam.


Es un puente que acerca

geografías humanas. Le fiamos

la burla y la alegría por igual.

Se parece a los ríos, y a la luna,

y a nada se parece. Yo la he visto

brillar como la luna y fluir como un río

recorriendo unos labios de mujer.

Puede ser un regalo, una condena,

cohabitar con el necio y encubrir al traidor.

Mi corazón le debe la memoria

de los seres que he amado y que perdí,

pues el tiempo, que borra en mi recuerdo

el perfil de sus rostros, no empaña sus sonrisas,

y en sus sonrisas vive extrañamente

la clara imagen, fiel,

de todo cuanto fueron para mí.

La sonrisa nos salva y debería

conservarla la tinta,

como una huella dactilar del alma.


Vicente Gallego, La plata de los días, Madrid, Visor, 1996.




AUTOR: (Valencia1963) es un poeta español considerado uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia, de lírica romántica en torno a la belleza de lo cotidiano que dominó la lírica española en los años 80 y 90 del siglo XX.​ Numerosos críticos han enmarcado también en este grupo la obra de autores como Luis García MonteroFelipe Benítez Reyes o Carlos Marzal. Abandonó los estudios de letras para trabajar en oficios como portero y bailarín de discoteca, podador de pinos, repartidor de paquetes y pesador del vertedero de residuos tóxicos urbanos de Dos Aguas.Nacida como testimonio del vitalismo existencial de un sujeto sensible, solitario y macerado por el destino, la poesía de Vicente Gallego ha ido adquiriendo, en un paulatino proceso de crecimiento y de consumación, una entonación celebratoria que no ignora la precariedad de la vida ni oculta las espantables alegorías del mal, pero sostiene en su música un íntimo afán de revelación.

martes, 1 de noviembre de 2022

POEMA DE LA SEMANA DEL 31 AL 6 DE NOVIEMBRE DEL 2022.


Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
 
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
 
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
 
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
 
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
 
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
 
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
 
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
 
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
 
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
 
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
 
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
 
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
 
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
 
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
 
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

                  
  Miguel Hernández. El rayo que no cesa.






Si queréis disfrutar del poema en la voz de Víctor Clavijo, os dejo el enlace. 

  ELEGÍA POR VÍCTOR CLAVIJO.


AUTOR: Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942). Poeta y dramaturgo español. De familia humilde, tiene que abandonar muy pronto la escuela para ponerse a trabajar; aun así desarrolla su capacidad para la poesía gracias a ser un gran lector de poesía clásica española. Forma parte de la tertulia literaria en Orihuela, donde conoce a Ramón Sijé y establece con él una gran amistad.

A partir de 1930 comienza a publicar sus poesías en revistas como El Pueblo de Orihuela El Día de Alicante. En la década de 1930 viaja a Madrid y colabora en distintas publicaciones, estableciendo relación con los poetas de la época. A su vuelta a Orihuela redacta Perito en Lunas (1933), donde se refleja la influencia de los autores que lee en su infancia y los que conoce en su viaje a Madrid.

Ya establecido en Madrid, trabaja como redactor en el diccionario taurino El Cossío y en las Misiones pedagógicas de Alejandro Casona; colabora además en importantes revistas poéticas españolas. Escribe en estos años los poemas El silbo vulnerado (1934), Imagen de tu huella (1934), y el más conocido: El Rayo que no cesa (1936).

Toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al terminar ésta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante.

Durante la guerra compone Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1938) con un estilo que se conoció como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941). En su obra se encuentran influencias de Garcilaso, Góngora, Quevedo y San Juan de la Cruz.